En la actualidad, podemos ver que la educación peruana
sigue presentando un déficit en todo el Perú, tanto en zonas rurales
como urbanas. Pero lo que es alarmante descubrir es la brecha que
impera en el país entre hombres y mujeres que se forja desde la escuela,
marcando la desigualdad entre niños y niñas. Esto desencadena que se refuerce
una lamentable realidad: la violencia de género.
En el documental "La escuela del silencio", producido por el
periodista César Hildebrandt Chávez, para UNICEF, se observa diversos casos de
la realidad social que les toca vivir a las niñas en edad escolar en Ayacucho
(Sierra), Ucayali (Selva) y Lima (Costa). El propósito de este
material audiovisual es concientizar a la población sobre cómo la
educación peruana puede ser orientada más a fortalecer el desarrollo cognitivo
y social de los niños respecto a las niñas.
Así, según investigaciones realizadas por UNICEF, el 76% de personas
analfabetas, son mujeres. Y el 85 % de la violencia familiar y sexual hacia
mujeres se desarrolla en la etapa escolar.
Según los datos recogidos por la Red Nacional de la Niña,
"Florecer", cuando una niña no culmina la primaria en edad oportuna,
es más difícil que continúe la escuela secundaria. Debido a esto, las mujeres
de zonas rurales mayores de 24 años tienen menor grado
de instrucción que los varones y constituye una población pobre,
vulnerable y excluida de posibilidades de desarrollo.
Se observa el caso de una escuela rural en Ucayali, donde las labores
domésticas como barrer el aula de clases o repartir el desayuno es asignada a
las niñas mientras que a los niños se les da tareas intelectuales como la
lectura en el salón.
Es importante notar que en las escuelas rurales de la Amazonía y de la
sierra, a la hora de recreo, los niños ocupan la mayor cantidad de espacio en
el patio, mientras que las niñas permanecen a un lado, reunidas entre sí o
mirando a los niños.
De otro lado, las altas tasas de embarazo
adolescente constituyen un factor determinante para que muchas niñas
dejen los estudios escolares. En Perú, representan el 19 % de la población en
las zonas rurales, mientras que en la selva la cifra aumenta a 25%.
El estereotipo de que el varón es superior a la mujer se ve reforzado
por los textos escolares donde aparecen mayores actividades realizadas por los
varones.
Es necesario señalar que un informe del Instituto Integración reveló que el 15
por ciento de las edificaciones educativas requieren ser sustituidas
completamente. Ello por la mala construcción de estas, hasta el mismo deterioro
por el paso del tiempo.
Además, otros resultados demuestran que siete de cada diez colegios rurales no cuentan con servicios de agua ni energía eléctrica; mientras que cada nueve de diez instituciones, no tienen acceso a internet.
Para el año 2016, el gobierno ha planteado subir el presupuesto en
educación a más de 24 mil millones de soles, pero aun así es muy poco para
superar el déficit.
Otro dato importante es que cuando
leen, los alumnos de segundo año de secundaria de colegios públicos y privados
tienen dificultades para comprender, incluso los textos más fáciles. Lo mismo
ocurre cuando resuelven problemas matemáticos. Esta realidad se muestra en los
resultados de la última Evaluación Censal de Estudiantes (ECE), realizada en
noviembre del 2015, la cual –por primera vez– incluyó a los más de 486 mil
escolares que cursaban ese grado.
No obstante, con el paso del tiempo las políticas
educativas han ido mejorando. Hay que resaltar que ello impacta en la
gobernabilidad de la educación en el país. El investigador Axel Rivas
sostiene que "entre 1990 y 2015 el
Perú ha tenido 21 ministros de Educación, casi uno por año, y ello
implica que con la llegada de un ministro a la cartera, viene también un cambio
de personal y directivos, situación que no ayuda a la estrategia de continuidad
de una política pública".
Por lo tanto, se puede concluir que para reducir la discriminación de
género, se debe empoderar a las mujeres en diversos espacios de vida y
socialización. Esto es posible si es que son los profesores quienes, mediante
recursos y metodología didáctica, fomenten la igualdad de tareas entre niños y
niñas. Pues tanto un niño como una niña pueden barrer o ordenar el salón de
clases, como también realizar actividades de lectura. Es necesario, que cada
maestro inculque a sus alumnos valores
como el respeto mutuo y la solidaridad entre compañeros para que puedan
alcanzar objetivos comunes.
Otro factor es la motivación con la que cada
docente debe venir al aula, siempre buscando que los alumnos puedan aprender nuevos
conocimientos y reforzándolos con palabras positivas y motivadoras, que
fortalecerán el autoestima de los niños.
Solo así podremos ser agentes de cambio en la sociedad, porque para que
se pueda crear una escuela del futuro, no deben persistir los paradigmas del
pasado en los profesores.
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